Hoy nos acompaña un fuerte deseo de sincerarnos. Queremos reforzar los argumentos de todos aquellos que jamás se prestarían a que su marca anduviese por la Red así como así, y para abrir los ojos de aquellas personas que estén valorando la idea de subirse al carro de “lo moderno”. Caiga el velo, veamos la realidad: aquí van diez razones para no emprender una estrategia de marketing online.
1) Las apariencias no importan, la belleza está en el interior. Kilómetros de celuloide Disney no pueden estar equivocados. Lo que importa de un negocio es lo bueno que seas en tu desempeño. Los clientes no se fijan para nada en el aspecto de una web, ni en sus contenidos, ni en su usabilidad o si está en responsive. No es en absoluto relevante que la última actualización de tu página sea de cuando el IRC Hispano era lo más. Qué va. De hecho, creemos tanto en que las apariencias son superfluas para todo el mundo, que a partir de mañana iremos a todas las reuniones con aspecto de recién salidos de un after ¿Qué puede salir mal?
2) No es necesario informar a los clientes de lo que se van a encontrar. Hay mucha literatura fantástica circulando por ahí: que si el turismo global de la actualidad es P2P, que si la gente ya solo se fija en los hoteles que salen en Booking, que si las reservas y cartas virtuales son un avance ecológico y práctico. Cualquier turista que merezca ese apelativo, va a ciegas.
3) La gente no quiere saber lo que dicen por ahí del negocio de uno. Nada, la gente no tiene ni un poco de espíritu de crítica. Será por eso que Sálvame no lo ve nadie ¿Si algún desaprensivo dice en una web de reservas que mi camping es el Crystal Lake, el de Viernes 13? Seguro que se arregla solo ¿Un cliente comenta de buena fe algunas mejoras útiles para mi restaurante? Que se meta en su vida ¡País de cotillas! Desde luego, no hacer nada con los comentarios y valoraciones de nuestro establecimiento turístico es lo más juicioso que se puede hacer.
4) No es realmente necesario dialogar con nuestros clientes. A ver si queda una cosa clara: aquí de lo que se trata es de atender cuando el cliente cruza la puerta y olvidarse de él en cuanto se larga. ¿Qué es eso de crear comunidades o de escuchar las experiencias que viven en nuestros establecimientos? Comprobar la efectividad para fidelizar clientes de esas redes sociales llenas de cháchara inútil o el mail marketing dirigido a antiguos clientes es como averiguar el misterio de los billetes de quinientos euros: se sabe que existen pero nadie los ha visto.
5) El SEO es una criatura mítica, así que no hace falta preocuparse por él. Todo el mundo sabe que son los inescrutables designios de Google los que colocan nuestra página más o menos cerca del primer puesto en búsquedas genéricas. Comprobar que no haya reduplicaciones, malas redirecciones o mal etiquetado de páginas apenas importa. Sí, entramos en el siglo XXI para depender de los caprichos de un dios cibernético. Como en Matrix.
6) No es muy interesante encontrar a tu público objetivo por poco dinero. Por supuesto es mejor dejar miles de euros en una página completa de un periódico local. Es mejor dejar que sea la competencia la que utilice herramientas gratuitas que le ayuden a seleccionar bien a quién se dirigen con cada acción de comunicación.
7) Eso de trabajar contenidos de calidad es sospechoso ya de entrada. ¿Cómo vamos a gastar tiempo y esfuerzo en ofrecer contenidos de calidad en nuestra web? El esfuerzo por dar post interesantes y/o útiles es eso. Un esfuerzo, así que es mejor dejar que la naturaleza siga su curso: si nuestro cliente aparece por la puerta, será que la Divina Providencia así lo ha querido, no porque nos haya leído durante un tiempo y nos hayamos ganado su confianza y la atención.
8) Las métricas de Google Analytics apenas dan información adecuada. Todo lo que pasa en la web queda registrado: hora, contenido, lugar… Eso sí, comprobar los datos y extraer conclusiones sobre cuándo postear o cómo lanzar ofertas a través de la web lleva tiempo. Así que entendemos que no quiera meterse en estos follones. Lo de las métricas es un rollo, por supuesto.
9) Los efectos tardan mucho en notarse. Hay algunos vivales que aseguran que el ROI a corto plazo no es el objetivo primordial de una estrategia de marketing online. No importa que los datos aseguren que los establecimientos que emprenden una estrategia online acaben mejorando su reputación y aumenten sus ventas en un 20% al cabo de un año. Si no es para ahora, ni lo intente.
10) Regalar cosas no es bueno, en ningún caso. Esos extranjerismos tipo know how o community engagement solo están ahí para llevárselo todo gratis con bonitas palabras. La gente no aprecia que se tengan gestos de amabilidad ni que se compartan conocimientos o se hagan promociones ventajosas a través de la web.
Y así concluye nuestra lista de razones. Como pueden imaginar, se trata de una parodia que, como todas las sátiras, tienen un punto de verdad.
¿O cómo lo ven ustedes?
1 comentario
Nombre · 2 agosto, 2015 a las 6:38
Súper interesante…