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Localización en Nueva Zelanda para el Señor de los Anillos

Mucho me gusta cuando en Turismo se habla de cosas que aparentemente nada tienen que ver con esta industria y milagrosamente, gracias a la trasversabilidad del mismo, acabamos demostrando que tiene mucho que ver y más de lo que parece. El turismo, el cine y las film commissions sin duda tienen mucha relación y todavía hay muchos que no se enteran.

Allá por los años 40, nacieron en EEUU unas pocas organizaciones que se pusieron a ofrecer, a caballo de la administración y de la industria cinematográfica, una serie de servicios para facilitar los rodajes en los territorios. Fueron las primeras llamadas Film Commission que luego y muy posteriormente, se organizaron para compartir experiencias y unirse para tener más fuerza, allá por el año 76 en la AFCI, que no es otra cosa que la organización internacional de Film Commissions, hoy formada por más de 300 en el mundo acreditadas por esta organización.

Las film commissions son…

Son servicios de ventanilla única al sector audiovisual, sin ánimo de lucro, normalmente amparadas o vinculadas de alguna manera a algún organismo público, que tienen un papel mediador entre las instituciones, la industria audiovisual y otros servicios complementarios con el objeto de fomentar y facilitar los rodajes audiovisuales en un territorio ya sea un país, región, comarca o ciudad promocionando su cultura, su industria audiovisual y generando actividad económica.

Por todo este periplo muchos fueron los cambios y diferentes las evoluciones. Al principio muchas de estas oficinas de cine estaban amparadas más por el lado cultural o al sector audiovisual propiamente dicho, pero en los últimos años y sobre todo en España, muchas film commissions fueron creadas y amparadas por departamentos turísticos de ayuntamientos o comunidades autónomas. Los motivos fundamentales fueron sobre todo la plataforma de promoción que supone el cine y el consecuente flujo turístico que puede causar, y el gasto turístico que puede generar un rodaje en un territorio.

La mejor manera de explicar todo esto es con un ejemplo. Aún recuerdo con nostalgia, una ponencia en San Diego (California-EEUU) de la responsable de la Film Commission de Nueva Zelanda, la cual exhibía en un modesto power point la foto de un cordero como uno de los iconos más conocidos relacionados con su país. Es muy típico estar en un restaurante de Londres y ver «Lamb of New Zeland» como un clásico de las cartas.

Explicaba que todo eso cambió desde que el rodaje de El Señor de los Anillos se gravó en su maravilloso país. Contaba con orgullo como les había tocado la lotería con este rodaje, y nada más y nada menos que el gordo le tocó 3 veces, no nos olvidemos que es una trilogía. Usease, que estuvieron más de 4 años en el candelabro. Sumemos ahora El Hobbit y continuamos para bingo. Y todo esto de gratis, un chollo vamos.

Con datos en la mano, aquella buena mujer hacía una analítica del afortunado rodaje y básicamente demostraba que había sido la mejor promoción que había hecho su país en su historia reciente, afirmando que había incrementado el gasto turístico, el número de turistas americanos en más de un 30% en menos de un año y alguna cosa más. La paranoia llegó hasta tal punto que hasta hicieron un producto turístico compaginando la ruta de las localizaciones del Señor de los Anillos con la promoción de las poblaciones, los recursos turísticos y los alojamientos de la comarca… y no precisamente la de Frodo.
Las film commissions, el cine y el turismo
Muchos ejemplos más hay de difícil cuantificación tales como por ejemplo el impacto promocional de que se haya rodado en Bilbao una escena del 007, o que la plaza de España de Sevilla hubiera sido escenario de la última trilogía de La Guerra de las Galaxias, o que el barrio gótico de Barcelona fuese localización de El Perfume, o que decir de aquellas famosas falleras andando por una Sevilla de Semana Santa inédita en la afamada Misión Imposible (esas cosas también pasan).

Lo que no cabe duda que además de promocionar, impactar y levantar la curiosidad del espectador para luego buscar esas localizaciones y convertirse en Turista Accidental, estos rodajes mueven mucha gente durante períodos de tiempo que no son precisamente short-breaks, No olvidemos que tienen que pagar por usar espacios, tienen que comer en restaurantes, dormir en hoteles, contratar caterings, pagar extras, alquilar vehículos y contratar multitud de servicios que no sólo son estrictamente audiovisuales aunque también tiran, por supuesto, de la industria audiovisual local, teniendo impacto económico directo, gasto turístico y no menor en muchos casos.

Para otra queda profundizar en este tema, que tiene más miga de la que parece, pero como mínimo, en clave turística a partir de ahora deberíamos de decir también…silencio que se rueda!!. Y si no miren el video.


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